domingo, 22 de febrero de 2009

Libre como el viento


El viernes estuvimos algunos integrantes del Comando Z tomando algo. Llegamos a la conclusión de que a pesar de no estar en un trabajo estable estábamos felices como perdices. Teníamos buena cara, sonreíamos, disfrutábamos del tiempo... en definitiva, éramos libres.

Todo este asunto de la crisis resulta que está siendo un gran punto de inflexión para los que siempre hemos sido positivos. Libres de amenazas en forma de hipotecas, créditos, falta de liquidez, despidos improcedentes y demás esclavitudes del mundo occidental que nos ha tocado vivir, pues resulta que nos estamos volviendo un poco ave fénix de plumitas chamuscadas.

Como ya lo hemos perdido todo, pues nos sentimos libres y por lo tanto más capaces de reinventarnos y ver que las cosas de siempre no son verdades absolutas y se pueden hacer de otra manera.

En comunicación no todo está inventado. Aun tenemos oportunidad de hacer las cosas diferentes e igualmente eficaces. Sólo hay que estar convencidos de que desde la libertad se trabaja más y mejor. Hay que saltar al vacío porque es muy posible que sea la única manera de experimentar qué se siente al saber que no tienes un suelo estable donde poner tus pies.

domingo, 15 de febrero de 2009

Gurú Chillida


Siempre que me encuentro perdida recurro a Chillida.

Ya de pequeña jugaba en una de sus esculturas. Estaba en un jardincito frente a la estación de trenes de Salamanca, muy cerca de mi casa. Me fascinaban sus formas, su color naranja, me subía sobre ella, jugaba, trepaba por sus brazos. Un día, de repente, la quitaron porque decían que estaba vieja. Aun no me he recuperado del susto.

Chillida siempre concebía sus obras como un elemento con vida propia. Vivían y envejecían con el entorno. Evolucionabna y sufrían también los estragos del tiempo.

Parecían ligeras pero en realidad eran pesadas, otras, sin embargo, parecen rugosas, pero son agradables al tacto. No estaban pensadas para estar intactas a lo largo de la historia ni de las inclemencias del tiempo. Chillida era un mago de la perspectiva. En medio de la nada se levanta una de sus esculturas y el paisaje, por fin enmarcado, se nos muestra como algo especial.
Sus esculturas son para explorar, para mirar por los escondrijos y dejarnos sorprender por esos pequeños detalles que si no nos los hubieran enmarcado, es muy posible que jamás hubiésemos reparado en ellos.

Esta semana me he transformado de profesora en alumna de diseño gráfico. Estoy descubriendo 11 perspectivas diferentes gracias a mis 9 compañeros y mis 2 profesores. De repente me siento como en la obra de Chillida de la estación de Salamanca. Redescubriendo cosas a través de los ojos de ellos, que tienen miradas distintas, interesantes, tan diferentes que me dejan las neuronas activadas durante horas . Me siento como una auténtica exploradora gracias a ellos.