
Yo nunca soy especialmente incisiva, la verdad. De hecho, mi querido hermano Gus siempre me dice que mi gran problema en la vida es que soy excesivamente diplomática. Los últimos acontecimientos en mi vida familiar han cortocircuitado mis neuronas y algo ha cambiado. De repente me han entrado unas ganas terribles de decirle muchas cosas a mucha gente. Como soy de naturaleza teletubbie, el 99,9 % de las cosas son positivas y de mucho amor, pero tengo una espinita clavada, que aunque no me afecta a mí directamente, me jode un montón.
Os voy a resumir la hitoria. Este verano concí a un jovencito malagueño, que depués revelaremos su identidad, que me pareció una auténtica joyita en bruto. Inteligente, currante, colaborador, despierto y terriblemente interesante. Se dedicaba a escribir un blog de marketing y estaba muy metido en temas de socialmedia. De verdad que me quedé deslumbrada y mi querida amiga Paloma
(lima-limon) y yo comentábamos lo felices que estábamos de ver que la filosofía 2.0 salía a la calle de verdad. Colaborar y compartir, esa es la cuestión.
Pues bien, el jovencito en cuestión fue fichado por una empresa importante en el mundillo del márketing, que no voy a citar para no darle más repercusión de la que se merece, por su valía en los social media. Nos alegramos con esa alegría que sale del corazón. No nos importaba que estuviera en la competencia, porque de hecho, algunos de mis grandes amigos también son mi competencia y al final siempre nos convertimos en colaboradores. Nada más comenzar su actividad laboral todo cambió. Yo creo que se ha dejado deslumbrar por la titulitis esa que nos deslumbra cuando somos demasiado jóvenes y nos dan un puestazo y tenemos que ir envarados en un traje gris físico y mental. El caso es que ahora ni genera contenidos propios, ni sigue a quien se supone que es famosillo en el mundillo de la blogosfera y el mundo twitter, ni difunde cosas de interés generada por los que nos creíamos sus amigos, como el
macetero de empresas de
Lima-limon, y otras tantas barrabasadas más que me parecen más un problema hormonal que laboral.
Querido
Javier Cerezo, tu blog es un recopilatorio de contenidos escritos por otros, no vale gran cosa. Saca de ahí dentro todo el talento que llevas y no te conviertas en un hombre gris más, que de esos hay muchos y algunos hasta buenos. Recuerda que todo es cíclico y que al final lo importante son sólo las personas.
Pues ya está, ya me he mojado. No ha sido tan difícil.